martes, 27 de mayo de 2014

SANTIAGO DE COMPOSTELA 5ª ETAPA.

  PUEBLO DESTACADO

    km : 5,2 pueblo de Vino , pueblo Mañeru :


 Tranquilo pueblo de origen romano. La agricultura es el principal motor económico. Gran tradición en vinos.
La calle de la Luna llama la atención por los abundantes escudos en las fachadas. Destaca la parroquia de San Pedro Apóstol, del XVIII, aunque con orígenes en el XVI, y la plaza de los Fueros, corazón de la localidad. Fuente de agua potable.
En Mañeru, además de carnicería, existen tres tiendas de alimentación, dos de ellas ubicadas en la calle Mayor.


 MONUMENTO




La Iglesia de San Pedro es el edificio emblemático de Estella por muchas razones. En primer lugar por su gran torre desmochada, su interior de cabecera románica y el bello claustro románico, de dos alas .


                                  LO QUE NO HAY QUE PERDERSE   

Cirarqui-Lorca:


                            

Superar el derruido puente romano a la salida de Cirauqui y, durante un largo trecho, seguir la Calzada Romana, es algo que no se puede explicar, hay que pisarla y disfrutarla. Más tarde y también en este tramo, nos encontraremos con el puente medieval y el río salado, donde los pícaros y bribones tantas fechorías cometieron en la antigüedad.

Ya avanzado el tramo pasaremos por debajo del canal de Alloz, desde donde se continúa por una pedregosa senda que surge a la izquierda y por ella, aprovechando unos túneles, pasaremos al otro lado de la autovía y antigua nacional. En suave ascenso alcanzaremos Lorca, que ya se encuentra cerca.


Puente Grandioso , Puente la Reina (Navarra)                             




La salida de Puente la Reina es un paseo por su casco histórico hasta alcanzar su famoso puente, que al cruzarlo y por un instante, el peregrino se siente trasladado en el tiempo a siglos pasados.

Cinco kilómetros nos separan de Mañeru, cuya distancia se cubre por caminos y veredas entre tierras baldías y campos agrícolas por el valle del Arga. El perfil es suave, pequeñas elevaciones y moderados descensos es la tónica en este primer tramo de etapa, con excepción del fuerte repecho que deberemos afrontar hasta llegar al Crucero de Mañeru, que da acceso a la localidad.


El mundo a nuestros pies .
El Camino de Santiago es universal, vienen peregrinos de todo el planeta que está representado en este lugar.

viernes, 16 de mayo de 2014

LA CELESTINA OBRA Y AUTOR.

FERNANDO DE ROJAS se puede afirmar que era bachiller en leyes. Nacido en la Puebla de Montalbán (Toledo) hacia 1475, poseyó una importante biblioteca. Estudió en la Universidad de Salamanca, donde la tradición clásica siempre tuvo una enorme acogida. En 1517 se estableció en Talavera de la Reina (Toledo), donde ejerció por breve tiempo el cargo de Alcalde Mayor. Era judío converso. La ascendencia judía de Rojas está probada por el proceso contra Álvaro de Montalbán; éste, acusado de judaizante nombró "por su letrado al bachiller Fernando de Rojas, su yerno, vecino de Talavera, que es converso" , pero la Inquisición lo rechazó diciendo que no había lugar y le pidió que nombrara a otra persona "syn sospecha" . Rojas otorgó testamento en Talavera el 3 de abril de 1541 y debió de morir casi inmediatamente, ya que su mujer comienza el inventario de sus bienes el día 8 del mismo mes. Fue enterrado en la "yglesia del monesterio de la Madre de Dios" en Talavera, de cuya Congregación era miembro. Sus restos fueron localizados en marzo de 1936 en la pequeña iglesia de dicho monasterio, y exhumados en marzo de 1968.
 LA CELESTINA 
La Celestina es una obra que desde su aparición ha planteado varios y difíciles problemas en torno a la composición del libro, sobre el autor y la extensión de la misma, ninguno de los cuales puede tenerse todavía por resuelto. La obra nos ha llegado en dos versiones: la primera, tituladaComedia de Calisto y Melibea , de dieciséis actos; y una segunda,Tragicomedia de Calisto y Melibea , en veintiuno. Las primeras ediciones, hasta que La Celestina adquiere su forma definitiva de veintiún actos, se concretan en tres estados bien definidos. Al primero corresponde la edición, considerada como princeps, impresa, al parecer, en Burgos por Fadrique de Basilea en 1499, de la cual se conoce un ejemplar único, falto de hojas al principio y al fin; carece de título y comienza con el argumento del Acto I. En esta versión de la obra todavía no se da noticia del autor.

Romance de la duquesa de Berganza.

Un lunes a las cuatro horas,  
ya después de mediodía, 
ese duque de Berganza  
con la duquesa reñía; 
lleno de muy grande enojo, 
de aquesta suerte decía: 
-Traidora sois, la duquesa,  
traidora, fementida. 
La duquesa muy turbada, 
de esta suerte respondía:
-No soy yo traidora, el duque,  
ni en mi linaje lo había, 
nunca salieron traidores  
de la casa do venía.
Yo me lo merezco, el duque,  
en venirme de Castilla, 
para estar en vuestra casa  
en tan mala compañía. 
El duque con grande enojo  
la espada sacado había;
la duquesa con esfuerzo 
en un punto a ella se asía. 
-Suelta la espada, duquesa,  
cata que te cortaría.
-No podéis cortar más, duque, 
harto cortado me había.
Viéndose en este aprieto,  
a grandes voces decía: 
-Socorredme, caballeros, 
 los que truje de Castilla.
Quiso la desdicha suya  
que ninguno parecía,
que todos son portugueses 
cuantos en la sala había.

martes, 6 de mayo de 2014

Lo que sucedió a un mercader que encontró a su mujer y a su hijo durmiendo juntos

Un día hablaba el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, muy enfadado por una cosa que le habían contado y por la cual él se sentía muy ofendido; también le dilo a Patronio que tomaría tal venganza de ello que todos lo recordarían para siempre.
Cuando Patronio lo vio tan furioso y tan colérico, le dijo:
-Señor conde, me gustaría mucho que supierais lo que le sucedió a un mercader que fue un día a comprar consejos.
El conde le preguntó qué le había pasado.
-Señor conde -dijo Patronio-, en una villa vivía un hombre muy sabio que no tenía otra ocupación ni otro trabajo sino el de vender consejos. El mercader, cuando se enteró, fue a casa de aquel hombre tan sabio y le pidió que le vendiese uno de sus consejos. El sabio le preguntó de qué precio lo quería, pues según el precio así sería el consejo. El mercader le respondió que lo quería de un maravedí. El sabio cogió la moneda y le dijo al mercader:
»-Amigo, cuando alguien os invite a comer, si no sabéis qué platos vendrán después, hartaos del primero.
»El mercader le dijo que no le había vendido un consejo demasiado bueno, pero el sabio le contestó que tampoco él le había pagado por otro mejor. El mercader, entonces, le pidió que le diese un consejo que valiera una dobla, y se la dio. El sabio le aconsejó que, cuando se sintiera muy ofendido y quisiera hacer algo lleno de ira, no se apurase ni se dejara llevar por la cólera hasta conocer bien toda la verdad.
»El mercader pensó que, comprando tales consejos, podría perder cuantas doblas tenía, por lo que no quiso seguir escuchando al sabio, aunque retuvo el segundo consejo en lo más profundo de su corazón.
»Y sucedió que el mercader partió por mar a lejanas tierras y, al partir, estaba su mujer embarazada. Allí permaneció tanto tiempo, ocupado en sus  -143-   negocios, que el pequeño nació y llegó a la edad de veinte años. La madre, que no tenía más hijos y daba por muerto a su marido, se consolaba con aquel hijo, al que quería mucho como hijo y llamaba «marido» por el amor que tenía a su padre. El joven comía y dormía siempre con ella, como cuando era un niño muy pequeño, y así vivía ella muy honestamente, aunque con mucha pena, pues no le llegaban noticias de su marido.
»El mercader consiguió vender todas sus mercancías y volvió con una gran fortuna. Cuando llegó al puerto de la ciudad donde vivía, no dijo nada a nadie, se dirigió a su casa y se escondió para ver lo que pasaba.
»Hacia el mediodía, volvió a casa el hijo de aquella buena mujer y su madre le preguntó:
»-Dime, marido, ¿de dónde vienes?
»El mercader, que oyó a su mujer llamar marido a aquel mancebo, sintió gran pesar, pues creía que estaba casada con él o, en todo caso, amancebada, porque el hombre era muy joven, y esto le pareció al mercader una horrible ofensa.
»Pensó matarlos, pero, acordándose del consejo que le había costado una dobla, no se dejó llevar por la ira.
»Al atardecer se pusieron a comer. Cuando el mercader los vio así juntos, aún tuvo mayores deseos de matarlos, pero por el consejo que vos sabéis, no se dejó llevar por la cólera.
»Mas, al llegar la noche y verlos acostados en la misma cama, no pudo más, y se dirigió hacia ellos para matarlos. Pero, acordándose de aquel consejo, aunque estaba muy furioso, no hizo nada. Y antes de apagar la candela, empezó la madre a decirle al hijo, entre grandes lloros:
»-¡Ay, marido mío! Me han dicho que hoy ha llegado una nave de las tierras a las que fue vuestro padre. Por el amor de Dios os pido que vayáis al puerto mañana por la mañana muy pronto, y quiera Dios que puedan daros noticias suyas.
»Cuando el mercader oyó decir esto a su esposa, acordándose de que, al partir él, ella estaba encinta, comprendió que aquel joven era su hijo.
»Y no os maravilléis si os digo que el mercader se alegró mucho y dio gracias a Dios por evitar que los matara, como había querido hacer, lo que habría sido una horrible desgracia para él. También os digo que dio por bien gastada la dobla que el consejo le costó, pues siempre lo recordó y nunca actuó precipitadamente.
  -144-  
»Y vos, señor conde, aunque pensáis que os resulta muy difícil soportar esa injuria, no digáis nada hasta estar seguro de que es verdad, y así os aconsejo que no os dejéis llevar por la ira ni por la precipitación hasta que conozcáis todo el asunto, pues no se trata de algo que pueda perderse por esperar vos un poco, y, sin embargo, os podríais arrepentir muy pronto de vuestra precipitación.
El conde pensó que este era un buen consejo, obró según él, y le fue muy bien.
Y viendo don Juan que este cuento era bueno, lo mandó escribir en este libro e hizo estos versos:


Con la ira en las manos nunca debes obrar,
si no, da por seguro que te arrepentirás.

Me presento

Mi nombre es Jennifer tengo 16 años .